El Señor nos enseña cuál es el camino: no es el camino de la pobreza por la pobreza. ¡No! Es el camino de la pobreza como instrumento, para que Dios sea Dios, ¡para que Él sea el único Señor! ¡No el ídolo de oro! Y todos los bienes que tenemos, el Señor nos lo da para hacer que el mundo vaya adelante, para que la humanidad siga adelante, para ayudar, para ayudar a los demás. Que permanezca hoy en vuestro corazón la Palabra del Señor: ‘Estad atentos y manteneos lejos de toda codicia, porque aunque uno esté en la abundancia, su vida no depende de lo que posee.
(Meditación diaria 21 octubre 2013)