Santa María Virgen, Reina – 22 de Agosto: Esta fiesta es una institución reciente a pesar de que es una devoción de origen antiguo. Fue establecida por Pío XII en 1954. El concepto de María como Reina del cielo y de la tierra tiene sus raíces en las escrituras. Comienza en la Anunciación, donde el ángel Gabriel anunció a María que su hijo recibiría el trono de David y gobernaría para siempre. María es Reina por ser la elegida de Dios y por ser su Hijo el «Rey de Reyes», tanto durante su camino terreno, como en su gloria celeste. María es la Reina del Amor que se dio a sí misma a Dios con el fin de introducir su plan de redención para la humanidad. En el mismo día de su Asunción Jesús tomó a su madre en un trono junto a sí, colocó una corona de 12 estrellas sobre su cabeza y la proclamó Reina del Universo. La Asunción de María es el quinto de los Misterios Gloriosos del Santo Rosario.
Sta. Mónica – 27 de Agosto. Nació en el año 331 en Argelia, se casó con Patricio, un oficial romano pagano que se destacó por su carácter terrible y fue la madre de S. Agustín. Era cristiana devota y pasaba muchas horas en la oración y en la realización de actos piadosos. Cuando Patricio murió Mónica dedicó su vida a Agustín y a salvar su alma. Derramó muchas lágrimas por su hijo, y a través de la persistencia de Mónica y sus peticiones a Dios Agustín finalmente después de 17 años de resistencia se volvió a Dios. Murió en Ostia en Italia en el año 387, pero su cuerpo fue trasladado a la Basílica agustiniana en Roma. Es la santa patrona de los matrimonios difíciles y de la conversión de los miembros de la familia.
S. Agustín – 28 de Agosto. Nació en Tagaste, Argelia, en el año 345 y fue el hijo de una madre cristiana Santa Mónica y padre pagano Patricio. A temprana edad se fue de casa para estudiar derecho y retórica y se convirtió en un maniqueo siguiendo la doctrina de que todo surge de los principios opuestos de la luz y la oscuridad. Vivió una vida notoria en los brazos de una amante abandonando por completo el cristianismo, adoptando diversas ideas teóricas que incluyen el platonismo. Sin embargo, gracias a la intervención de su madre y de San Ambrosio que era entonces el obispo de Milán, Agustín tuvo una conversión espiritual, probablemente considerada la segunda más grande después de la de San Pablo en la historia de la Iglesia. El conflicto interior de S. Agustín se revela en toda su angustia en su obra más famosa «Confesiones». Fue bautizado en el año 387 y fue ordenado sacerdote por el obispo de Hipona Valerio, sucediendo a éste a su muerte en el obispado, que S. Agustín ocupó durante el resto de su vida, con un estricto código moral. Murió en Hipona en el año 430 y sus enseñanzas pronto tuvieron popularidad mundial. Es el patrón de los teólogos.